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jueves, 30 de enero de 2014

La Carta: "La Luciérnaga"





Me desperté. El alba cegó el brillo de mis ojos. La sombra que había tras mi mirada se volvió la noche que ahora me envuelve: repleta de oscuridad. Me giré, de repente, como si por un momento creyera encontrarte aquí, a mi lado, pero no hallé más que la ausencia fría y desolada, de esta soledad que se acurruca junto a mi, dejando helada la habitación.
La sensación desgastada de tener las manos atadas a la espalda se me clava en el corazón; no puedo hacer nada. Le enseño los dientes al impasible e injusto destino, mientras él no hace más que enseñarme su sonrisa burlona de acero. Mi alma grita de rabia ahogada, mi cabeza da vueltas y vueltas intentado encontrar las soluciones contenidas en mi mente, y que mi corazón ignora con una venda por bandera.
Y una y otra vez lo intento, pero la niebla gris de una soledad interminable me sale al paso. No buscaré el retorno de aquellos sueños que revoloteaban alrededor nuestro... No buscaré entre la ausencia de lo que no pudo ser. Continuo luchando para que unas ilusiones que mi corazón moldea tomen consciencia y se hagan palpables de manera constante y que no sean las pirámides en la arena que tu ausencia derriba, y que se quedan en un amanecer pasajero e inconstante.
A veces, me siento como una luciérnaga que surcara el cielo, y que volara alto, muy alto...

... Había una luciérnaga cuya luz era más brillante y más cálida que la del resto de sus hermanas, tenía un volar ágil y gracioso, que maravillaba a las criaturas de la noche. A su paso todas la miraban atentas. Parecía como si el tiempo se detuviera a su paso. Pero ella estaba triste... muy triste. Cada noche surcaba el cielo y volaba, volaba alto, muy alto en dirección a la luz radiante y luminosa que tenía prendida su alma. Tenía esa luz tanto destello, era tan bonita que eclipsaba la luz de la luciérnaga, pero ella volaba y volaba cada noche hasta agotarse, en dirección a la luz. Una luz que nunca alcanzó.
Cada noche la luciérnaga volaba en dirección a una Luna que nunca alcanzaba... cada "noche" yo volaba en dirección a ti.





jueves, 23 de enero de 2014

Dueño de nada




En la oscuridad vacío mil lunas
que ya no brillarán dentro de mi,
será de noche en mis sueños despiertos
que en el desvelo se visten de ti.

En el invierno de tu amor me encuentro
mirando tras la ventana empañada,
viendo en el jardín todos esos árboles
pudrirse en la nieve de mis entrañas.

Te llamará este recuerdo que brama
a la ausencia de tu voz por la casa,
mientras voy recogiendo las cenizas
de mi corazón que ardió entre las llamas.

Y te llama esta boca, sin palabras,
te llama con los llantos del silencio,
como un cuerpo sin alma que deambula 
entregado a las brisas de su entierro.

No seré nada, ni dueño de nada,
y se apaga en mi la única esperanza,
y en tu silencio pasan las horas,
tictac tictac... amanece la mañana.



jueves, 16 de enero de 2014

Me rescatarás ausente





Me rescatarás ausente
con el ayer en los labios,
insaciable de caricias
anhelante de tus manos.

Respiraré tu fragancia;
tu aroma es irrepetible,
y me traslada al mañana,
a ese deseo que tiñe

la negrura por tus ojos,
mi silencio de palabras,
el ocaso de esperanza,
de tus ansias, de mis ansias.

los ladrillos de mis ojos
que derriba tu mirada,
que despide los ayeres,
e ilumina mis entrañas.

el vacío por tus manos;
las que dibujan mi cuerpo,
y esa escarcha de mis labios
derretida por tus besos.

Me rescatarás ausente
con ayer ennegrecido,
como barro voy soltando,
entregado a tus sentidos.