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domingo, 24 de noviembre de 2013

La Carta: "Tras el cristal de la ventana"







            Llueve.
El cielo plomizo deja caer unas gotas tristes y sombrías, la lluvia repiquetea sobre el cristal de la ventana, en esta tarde vacía y gris. El viento crudo y húmedo se va llevando los resquicios de unas ilusiones que se pierden lentamente entre las esquinas de la ciudad.
            No hizo falta que te dijera nada, por tus gestos pude ver que la linea de nuestros sentimientos no era la misma. Tal vez yo me desvié del camino. Quizá con la presurosa intención de dejar mi corazón al descubierto haya olvidado abrir las contraventanas. No sé si te diste cuenta del curso de mis pensamientos... sobraron las palabras. La niebla que había entre tú y yo me impedía ver cuales eran los sonidos de tu corazón, aunque los susurros del amanecer me dicen que me aleje ¿quieres que me aleje?
Las esperanzas que tenía de algún día alcanzarte se disipan de mi alma.
            Anochece.
La luna se refleja sobre las calles mojadas. No siento el frío de la noche solitaria, solamente un gran vacío en mi interior, mientras la soledad, fría y distante, se va adueñando de todo mi cuerpo. La lluvia arrastra mis quebrados sueños; navegan entre el viento, los conduce a un viaje entre la luna y las estrellas pero, ya no regresarán otra vez a mi mente, para perderme entre tu pelo, para besar tus mejillas... tus labios, para acariciar tus manos, para susurrarte esas dulces palabras que mi corazón moldeaba para ti... ¿recuerdas aquéllos sueños?... vagaban alrededor nuestro, como ese aura que te envuelve.
Pero no temas, mis sueños no te harán ningún daño, porque no te pido nada.
            Por lo demás, sé que la linea de nuestros sentimientos está dividida por un muro prácticamente infranqueable; nadie tiene la culpa, pues aunque tú te muestras tan distante ante mi, yo me limito a seguir tus pasos a través del cristal de la ventana, mostrando una indiferencia inexistente., para evitar que la llama de una ilusión creciente ciegue el brillo de mi mirada y que la distancia entre el tiempo que hay entre los dos se haga palpable, y vuelva a romper una vez más mi corazón.
            Emprenderé un camino distinto que el que me lleva ahora a tu dulce presencia, y mis sueños no vagarán entre el silencio de la noche para susurrarte al oído lo que siento por ti. Pero ¿sabes? quizá, de vez en cuando, mis sueños echen una ojeada detrás del cristal de la ventana para intentar averiguar adónde se dirigen los sonidos de tu corazón.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Desfallezco en el intento




Desfallezco en el intento
de olvidarte nuevamente,
y se empañan los cristales
que va nublando mi mente.

Siento aún como tu piel
se me eriza entre los brazos,
tu recuerdo como ajuar 
en mis labios como trazos.

Tu mirada es un otoño
que me mira transparente,
dibujando como un lienzo
tu recuerdo permanente.

Como azufre en el caldero
hierve mi sangre caliente,
cuando aún siente mi cuerpo
esa carne tuya ardiente.

Me dejaría esta piel
que agonizante te nombra,
que tengo cosida a mi cuerpo
permanente tu sombra,

que me sigue a todas partes,
que se acuesta cada noche,
conmigo, en este otoño,
que me mira con reproche.

Desfallezco en el intento
por alejarte de mi lado,
si ya nunca más vuelves,
si nunca más vuelve el pasado.



jueves, 14 de noviembre de 2013

Regálame




Ilumíname la cara;
regálame una sonrisa,
de esas que me das a veces,
cuando los ojos te brillan.

¡Venga! y no seas tacaña,
regálame una mirada,
sí, de esas que tú sabes
y que me deja sin palabras.

Regálame unos cariñitos,
de esos que a ti te sobran,
si no los das se malgastan
y el corazón los añora.

Ven, ven y acércate a mi,
y regálame un abrazo,
de esos en los que me estremezco,
como tú sabes darlos.

Regálame algún susurro,
que me dé el alma un vuelco
y tengas que reanimarla,
reanimarla con un beso.

Ven, no perdamos el tiempo,
regálame una noche,
esta misma, por ejemplo,
y que el amor se desborde.

Regálame tu sonrisa,
tu mirada, los cariñitos,
ese abrazo y los susurros...
que yo haré lo mismo.



jueves, 7 de noviembre de 2013

Enterraré la memoria




Como el viento del otoño
que barre las hojas secas,
mi memoria se echó a la calle
buscando tu presencia.

Fue buscando entre esas calles
lo que fueron tus recuerdos,
dolor que olvidó tu amor
tras la herida del silencio.

Y el caminar entre el tiempo
va golpeando tu recuerdo,
va golpeando mi memoria
y en olvidos va muriendo.

Y busco entre los ayeres
y de ti ya nada encuentro,
se esfumó como ese viento,
como se esfumó aquel beso.

Enterraré mi memoria,
la enterraré como debiera,
con lo que nunca he tenido,
con la hojarasca y tu ausencia.

Ya le preparé la caja,
echaré un poco de tierra
por aquel amor que fue...
es todo lo que me queda.

Enterraré los recuerdos
entre aquellas hojas secas,
y seré como aquel niño
al que envuelve la inocencia.