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jueves, 16 de enero de 2014

Me rescatarás ausente





Me rescatarás ausente
con el ayer en los labios,
insaciable de caricias
anhelante de tus manos.

Respiraré tu fragancia;
tu aroma es irrepetible,
y me traslada al mañana,
a ese deseo que tiñe

la negrura por tus ojos,
mi silencio de palabras,
el ocaso de esperanza,
de tus ansias, de mis ansias.

los ladrillos de mis ojos
que derriba tu mirada,
que despide los ayeres,
e ilumina mis entrañas.

el vacío por tus manos;
las que dibujan mi cuerpo,
y esa escarcha de mis labios
derretida por tus besos.

Me rescatarás ausente
con ayer ennegrecido,
como barro voy soltando,
entregado a tus sentidos.



domingo, 24 de noviembre de 2013

La Carta: "Tras el cristal de la ventana"







            Llueve.
El cielo plomizo deja caer unas gotas tristes y sombrías, la lluvia repiquetea sobre el cristal de la ventana, en esta tarde vacía y gris. El viento crudo y húmedo se va llevando los resquicios de unas ilusiones que se pierden lentamente entre las esquinas de la ciudad.
            No hizo falta que te dijera nada, por tus gestos pude ver que la linea de nuestros sentimientos no era la misma. Tal vez yo me desvié del camino. Quizá con la presurosa intención de dejar mi corazón al descubierto haya olvidado abrir las contraventanas. No sé si te diste cuenta del curso de mis pensamientos... sobraron las palabras. La niebla que había entre tú y yo me impedía ver cuales eran los sonidos de tu corazón, aunque los susurros del amanecer me dicen que me aleje ¿quieres que me aleje?
Las esperanzas que tenía de algún día alcanzarte se disipan de mi alma.
            Anochece.
La luna se refleja sobre las calles mojadas. No siento el frío de la noche solitaria, solamente un gran vacío en mi interior, mientras la soledad, fría y distante, se va adueñando de todo mi cuerpo. La lluvia arrastra mis quebrados sueños; navegan entre el viento, los conduce a un viaje entre la luna y las estrellas pero, ya no regresarán otra vez a mi mente, para perderme entre tu pelo, para besar tus mejillas... tus labios, para acariciar tus manos, para susurrarte esas dulces palabras que mi corazón moldeaba para ti... ¿recuerdas aquéllos sueños?... vagaban alrededor nuestro, como ese aura que te envuelve.
Pero no temas, mis sueños no te harán ningún daño, porque no te pido nada.
            Por lo demás, sé que la linea de nuestros sentimientos está dividida por un muro prácticamente infranqueable; nadie tiene la culpa, pues aunque tú te muestras tan distante ante mi, yo me limito a seguir tus pasos a través del cristal de la ventana, mostrando una indiferencia inexistente., para evitar que la llama de una ilusión creciente ciegue el brillo de mi mirada y que la distancia entre el tiempo que hay entre los dos se haga palpable, y vuelva a romper una vez más mi corazón.
            Emprenderé un camino distinto que el que me lleva ahora a tu dulce presencia, y mis sueños no vagarán entre el silencio de la noche para susurrarte al oído lo que siento por ti. Pero ¿sabes? quizá, de vez en cuando, mis sueños echen una ojeada detrás del cristal de la ventana para intentar averiguar adónde se dirigen los sonidos de tu corazón.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Desfallezco en el intento




Desfallezco en el intento
de olvidarte nuevamente,
y se empañan los cristales
que va nublando mi mente.

Siento aún como tu piel
se me eriza entre los brazos,
tu recuerdo como ajuar 
en mis labios como trazos.

Tu mirada es un otoño
que me mira transparente,
dibujando como un lienzo
tu recuerdo permanente.

Como azufre en el caldero
hierve mi sangre caliente,
cuando aún siente mi cuerpo
esa carne tuya ardiente.

Me dejaría esta piel
que agonizante te nombra,
que tengo cosida a mi cuerpo
permanente tu sombra,

que me sigue a todas partes,
que se acuesta cada noche,
conmigo, en este otoño,
que me mira con reproche.

Desfallezco en el intento
por alejarte de mi lado,
si ya nunca más vuelves,
si nunca más vuelve el pasado.



jueves, 14 de noviembre de 2013

Regálame




Ilumíname la cara;
regálame una sonrisa,
de esas que me das a veces,
cuando los ojos te brillan.

¡Venga! y no seas tacaña,
regálame una mirada,
sí, de esas que tú sabes
y que me deja sin palabras.

Regálame unos cariñitos,
de esos que a ti te sobran,
si no los das se malgastan
y el corazón los añora.

Ven, ven y acércate a mi,
y regálame un abrazo,
de esos en los que me estremezco,
como tú sabes darlos.

Regálame algún susurro,
que me dé el alma un vuelco
y tengas que reanimarla,
reanimarla con un beso.

Ven, no perdamos el tiempo,
regálame una noche,
esta misma, por ejemplo,
y que el amor se desborde.

Regálame tu sonrisa,
tu mirada, los cariñitos,
ese abrazo y los susurros...
que yo haré lo mismo.



jueves, 7 de noviembre de 2013

Enterraré la memoria




Como el viento del otoño
que barre las hojas secas,
mi memoria se echó a la calle
buscando tu presencia.

Fue buscando entre esas calles
lo que fueron tus recuerdos,
dolor que olvidó tu amor
tras la herida del silencio.

Y el caminar entre el tiempo
va golpeando tu recuerdo,
va golpeando mi memoria
y en olvidos va muriendo.

Y busco entre los ayeres
y de ti ya nada encuentro,
se esfumó como ese viento,
como se esfumó aquel beso.

Enterraré mi memoria,
la enterraré como debiera,
con lo que nunca he tenido,
con la hojarasca y tu ausencia.

Ya le preparé la caja,
echaré un poco de tierra
por aquel amor que fue...
es todo lo que me queda.

Enterraré los recuerdos
entre aquellas hojas secas,
y seré como aquel niño
al que envuelve la inocencia.



jueves, 31 de octubre de 2013

Tu vuelo infinito






Todavía puedo sentir
a mi lado tu vuelo,
infinito, infinito...
todavía lo siento

como promesas de amor,
como tus sueños y los míos,
como sombra de tu adiós
infinito... como el vacío.

Como todavía siento
volar contigo... volar,
dónde dejaste mis alas
que no te puedo alcanzar.

He dejado de mirarte,
y de ver surcar los cielos
al amor que nos unía,
al amor que ya no tengo.

Que nunca será lo mismo,
nunca, si a mi lado no estás,
que los amores son únicos
y como el tuyo... no hay más.



jueves, 24 de octubre de 2013

Te quiero




Te quiero ¿sabes? te quiero,
te quiero mucho, muchísimo,
a raudales, sin ambages,
a mogollón, a porrillo.

Te quiero con locura,
con pasión, con anhelo;
te quiero a borbotones,
estando despierto o en sueños.

Te quiero enorme, ingente,
exhuberante, tremendo,
te quiero... te quiero infinito,
de una pieza, por entero.

Te quiero sin pensarlo,
sin más, al descubierto,
en la risa, en el llanto,
con el corazón ciego.

Te quiero de día, de noche,
sin razón y sin medida,
como sólo quieren los locos,
como si no hubieran más días.



jueves, 17 de octubre de 2013

La pasión quema a llama viva




Tus dedos abrigan esta piel
descosida siempre de anhelos,
del perfume de tus ansias,
de mi deseo perpetuo.

Se me erizan los latidos
hambrientos por tus huesos,
y voy sintiendo entre mis manos
todo el vibrar de tu cuerpo.

Se me erizan soledades
a tu lado aprehendidas,
cuando recorres mi piel
limosnera de caricias.

Y el arqueo de mi espalda
que me rompe esta espina,
que me rompe en dos mitades
en explosión de sacudidas,

sintiendo todo tu cuerpo
como enciende esa cerilla,
que a la pasión nos llama,
y nos quema a llama viva.



jueves, 10 de octubre de 2013

¿Te acuerdas...?






Suena aquella canción de ayer,
es de noche, el mismo lugar,
el pasado se viste en mi piel
entre la penumbra y mi soledad.

Hoy la distancia del silencio
nos separa y nos envuelve,
en el ayer que quedó en el viento
 y deja mi corazón inerte.

¿Recuerdas nuestro primer abrazo?
esa ternura, el primer beso,
hoy que a mi soledad me agarro,
soledad de un amor que era eterno.

Como nos estropeó aquel día
esa lluvia, empapados de agua,
y como a mi lado corrías,
hoy es la lluvia que inunda mi alma.

 Te acuerdas de las cartas de amor
aquéllas que entonces te escribía,
cuando todo era de color
y no en blanco y negro mi vida.

Y paseo bajo la Luna
como lo hicimos aquellos días,
caminando a tientas, a oscuras,
en mi soledad y mi agonía.

Te acuerdas de aquellas miradas,
y mis disculpas por llegar tarde,
y de aquéllas dulces palabras...
recuerdos que en mi corazón arden.

Y digo tu nombre en un susurro,
y me vuelvo para mirarte,
sin recordar que ya no soy tuyo,
que no hallaré a nadie que me hable.

Un pecado que no cometí,
una condena: estar sin tu luz,
y recorrer caminos sin ti,
buscando... buscando alguien como tú.



jueves, 3 de octubre de 2013

Me vestiré de amnesia





Me vestiré de amnesia
para no recordarte,
y no ver que aún existes
y poder olvidarte.

Y se calla mi boca
en la voz del silencio,
y por dentro los gritos
se volvieron eternos.

Me morderé los labios
que pronuncian tu nombre,
por si acallan las ansias
de vivirte otra noche.

Los andares del tiempo
se manejan perdidos,
ya te hubiera olvidado
y aún sigues conmigo.

Voy tapiando mis ojos
con ladrillos de olvido,
por no verte de nuevo,
por no verme a mi mismo.



jueves, 26 de septiembre de 2013

No digas nada




Vestiré la noche
de tus labios callados,
 así, ausentes, entreabiertos,
carentes aún del beso, 
que todavía no te he dado.
Te contemplaré así,
solitaria, mundana,
y me hablarás como
habla esta noche
a las paredes sombreadas.
Quiero contemplar
tu profunda silueta,
prohibida de la ausencia
de tocar la carne.
Ahogaremos las sábanas
entre violentos mares,
que oirán sólo las palabras
que la pasión declama.
No, no hables, no digas nada,
que siga hablando esta pasión
que se retuerce entre sábanas.



jueves, 19 de septiembre de 2013

Qué tierra dejaremos





Qué será de los vivos
cuando estemos muertos,
en qué clase de tierra
nos enterraremos.

En qué clase de ríos
de campos y de huertos…
¿habrá sol que caliente?
o sólo invierno perpetuo.

Qué horizontes dejamos
¿qué exterminaremos?
¿dejaremos aire puro
o agua en los riachuelos?

Cavan nuestra fosa,
y el futuro por dinero,
malgastando recursos
romperán nuestros huesos.

Destruyendo la tierra,
qué tierra dejaremos...
una desolada, de 
hambre, desierto y miedo.

Qué será de los vivos
cuando estemos muertos,
de todos los que amamos,
y a los que enterraremos.



jueves, 12 de septiembre de 2013

El cantar de las Sirenas





No es tu adiós ese salitre
que oscurece mis pestañas,
sino el alquitrán que olvidó
tu amor en mi mirada.

Llévate estos días ciegos
que van pasando lastrados,
y devuélveme aquéllos
con sonrisas de verano.

Ven, déjame mi corazón,
el que late, este no es mío,
aletea como paloma
que se ha caído del nido.

Dale la paz a mi cara,
y quítame el antifaz
de las sonrisas eternas,
que te dejaste al marchar.

No reconozco a mi alma
que llora lágrimas negras,
devuélveme el agua de mar
y el cantar de las sirenas.

Deja que oiga el cantar
que me llevan a otros puertos,
déjame encontrar amor
o que me hunda en sumideros.

En qué aguas me dejaste
anegado en tu alquitrán,
hace que siempre naufrague,
que nunca pueda zarpar.



jueves, 5 de septiembre de 2013

De vuelta a casa




I


Voy fluyendo entre esos días
de las memorias de siesta,
de un andar parsimonioso
que lentamente se aleja.

Miras el tiempo de lejos
que va menguando y que pasan,
cada vez más pequeños
los días del sol que se acaban.

Y me voy de vuelta a casa,
el bostezo de los días;
antesala del otoño,
va presagiando rutinas.

Rutinas presas de vida,
lobos que acechan hambrientos,
presas del trabajo y días,
días de ojos abiertos.

Me desperezo entre gentes
que sacuden mi templanza,
que sacuden nuevos días 
sin tiempo, sin ti: sin alma.

No a las rutinas de amores,
de pasiones y de sueños,
no a las rutinas de ti,
  que tanto me vendrá impuesto:

rutinas de un largo invierno,
de nieve y lluvia en mi cara,
de un trabajo que encarcela,
por tantas rutinas, mi alma.



II

No estoy aquí, sino ausente,
ausente de aquellas prisas
que la rutina me deja,
y que me marcan la vida.

Ausente de aquellas llamas
del ayer que me recuerda,
ausente de los rescoldos,
ausente de las ausencias

de aquellos días aciagos
desgastando las aceras,
dejando atrás el ocaso,
 la vida espera a la vuelta.

Y yo envuelto en esta ausencia;
mi destierro de verano,
es hora ya de volver
a la ausencia del pasado.

Y cómo duelen las manos
arrancadas de tu talle,
arrojadas a otra ausencia
que no sea la de amarte.




martes, 23 de julio de 2013

El silencio de las palabras






Te hallaré en la penumbra
de una soledad dormida,
como un puñado de versos
de esta lengua aún no escrita.

Como todos los silencios
se deshacen en la boca,
antes de parirlos, antes,
de parirlos en la hoja.

Masticaré los silencios;
aullidos que siente mi alma,
antes de abrirles la celda
embrionaria de palabras.

Las palabras que mis manos
alientan, y las retocan,
las moldean al recuerdo
y mi mente las evoca.

Mi verso se halla agotado,
necesita del letargo:
cuarentena de silencios,
de memorias, de mis manos.

Sobre mí revolotean
las musas, y caen al suelo,
de inspiración agotadas,
exhautas de parir desvelos.